Sacrus es esencial para tratar hernias discales, dolor ciático, escoliosis, lumbalgia, listesis y más.
Está diseñado para relajar los músculos profundos del sacro, cadera y lumbares, una tarea desafiante para los especialistas, con el fin de facilitar la alineación del sacro y la recuperación de la zona lumbar, abordando los padecimientos desde su origen.
También actúa eficazmente en en el coxis, la base del cráneo, el diafragma, las rodillas, los omóplatos y el perineo.
Es fácil de usar.
Incrementa la efectividad de la terapia con CORDUS hasta un 50% y es eficaz por sí solo.
Desarrollado y clínicamente aprobado por médicos rusos.
Mediante una descarga osteopática suave, SACRUS recupera el funcionamiento correcto de los centros biomecánicos del cuerpo
La mayoría de los adultos presenta desviaciones en esta área, ya que surge por caídas en la infancia o por sentarse chueco o con las piernas cruzadas.
Estas desviaciones son causas principales de problemas como ciática, hernias discales, lumbalgia, escoliosis y dolor en las rodillas.
Para los especialistas, la corrección del sacro es una tarea muy complicada porque esta zona está rodeada de músculos y ligamentos fuertes.
Sacrus está diseñado para facilitar la corrección de desviaciones y abordar los padecimientos desde su origen, tanto en clínica como en casa. Esta técnica permite la reabsorción de discos abultados (protrusión discal) o herniados y la liberación de los nervios, responsables principales de la ciática y del dolor lumbar crónico.
La corrección de la base del cráneo puede ayudar en caso de problemas craneales y extracraneales: cefalea, migraña, miopía, hipermetropía, dolor de cuello, osteocondrosis cervical, inestabilidad de la columna cervical, protrusión de la columna cervical, dificultad en la respiración nasal, síndrome de la arteria vertebral, neuralgia occipital, trastornos del sueño.
Ayuda con disfunciones del sistema nervioso autónomo provocados por los fallos biomecánicos en los segmentos locomotores de la columna vertebral: problemas cardíacos, angina pectoral, enfermedad coronaria (isquemia miocárdica), distonía neurocircular hipotónica o de tipo hipertónica; fallos funcionales en vista y oído (en particular, después de fallos periféricos de circulación sanguínea); discinesia vesicular; interrupciones o cambios en las funciones de bronquios y pulmones; estómago, intestino, hígado, páncreas, riñones, sistema genitourinario, etc. Siempre y cuando no exista una lesión orgánica vital en dicho órgano; síndrome de dolor miofascial y restricción de la movilidad en zona del cuello, torácica y lumbar.